HISTORIA
A menudo me preguntan:
¿un imitador de sonidos... es algo así como un hacedor de lluvia,
prestidigitador o ilusionista?, ¿aún queda alguno?
Sí, aún quedan.
Realmente crea ilusiones, por ejemplo cuando en el estudio se pone
el sonido a un enorme incendio forestal, se imita la rotura de
huesos o el galope de caballos.
Naturalmente no se encarga de realizar todos los sonidos, para las
películas también se dispone de técnicos y archivos de sonidos. En
general el trabajo del imitador de sonidos comienza cuando se agota
el archivo o donde finaliza el trabajo del técnico de sonido.
¿Usted pensaba que ya
están archivados todos los sonidos?
Eso mismo creía yo antes y recuerdo los comienzos de mi carrera
profesional. Nunca hubiera podido imaginar el mundo que se abriría
ante mí.
En un principio quería ser cámara y tras mi formación como fotógrafo
elegí el camino del montaje de películas. Durante mi trabajo en el
montaje de películas empecé a percibir toda la dramaturgia de las
películas desde un enfoque totalmente nuevo y comprendí pronto la
importancia que tiene el sonido.
Como la sonorización de las películas formaba parte de mi trabajo
habitual me encontré por primera vez ante imitadores de sonido como
Willy Kluth, Heiner Hars o Hans Walter Kramski, quienes me
impresionaron profundamente con sus extraordinarios métodos para
producir sonidos.
Pronto me di cuenta de que el sonido era mi verdadera vocación y
decidí ampliar mis conocimientos en ese ámbito trabajando como
técnico de sonido en sincronizaciones y mezclas.
También aquí tuve la oportunidad de conocer y aprender a valorar el
trabajo de los imitadores de sonidos y comencé a utilizar
conscientemente mis conocimientos sobre la técnica del sonido para
complementar y secundar su trabajo.
Fascinado por estas experiencias inicié mis experimentos con
distintos cuerpos sonoros en el estudio después del trabajo. Para
poder juzgar las distintas posiciones y tipos de micrófonos
utilizaba cascos. Esto me permitía controlar la secuencia de la
señal auditiva en su totalidad y aprovechar toda la plenitud de
posibilidades técnicas al generar sonidos.
Esto era nuevo.
A fin de adquirir un poco de rutina practicaba con material de
producciones cerradas creando sonidos sincronizados con las
películas, lo que en realidad era nuestra tarea principal. Con el
tiempo fui llenando numerosos maletines con accesorios que iba
reuniendo día a día de cualquier parte o de mercadillos y que con
frecuencia tenía que preparar previamente.
Pues la variada mezcla de tareas que se abría ante mí ya fuera en
relación a las películas, radio o publicidad, exigía toda mi
creatividad y fantasía constantemente.
Por eso mi colección de accesorios sigue creciendo desde entonces,
pues la variedad de sonidos que genero para dar vida a las imágenes
es prácticamente increíble.